7 de febrero de 2018

¿Qué pasa con España? (Tercera, y última, Parte), del brigadista internacional británico Lon Elliot

El librero británico Lon Elliott fue uno de los miles de comunistas que no dudaron en darlo todo por defender a los pueblos españoles contra el fascismo, combatiendo en importantes batallas como las del Jarama o Brunete.


Tras el triunfo del fascismo en España, en 1939, Elliot siguió siendo un activo militante por la democracia en España como miembro de la Asociación de Brigadistas de España de Liverpool, escribiendo poemas y diferentes artículos y libros con el objetivo de describir el terror franquista y dar a conocer la necesidad de que la comunidad internacional acabe con él, porque, como afirma en el libro que hemos traducido, "¿Qué pasa con España?", "El terror en España no desaparecerá hasta que el fascismo no sea derrotado".

Después de publicar en este blog la días Primera Parte y la Segunda Parte, traducidas al castellano por CTT, procedemos a hacer lo propio con la Tercera Parte, donde el autor continúa repasando los crímenes del franquismo en España y subrayando la evidente vinculación de este con el nacionalsocialismo alemán, considerando a España como un "refugio  de nazis", en el cual:

"El capital alemán ejerce actualmente un control férreo de la economía española. Pravda afirma que de 5.000 empresas registradas en España en 1944, la mitad estaban bajo control alemán directo o indirecto. Los nazis están en España por todas partes, y no sólo nazis del tres al cuarto, sino también agentes especialmente adiestrados en la tarea de preservar el fascismo y allanar el camino a la Tercera Guerra Mundial".

En los cinco capítulos de esta Tercera Parte, VII. Los guerrilleros, VIII. El gobierno republicano, IX. Intrigas en tierra de nadie, X. Refugio nazi, y XI. Lo que podemos hacer el bueno de Lon Elliot insiste en la urgencia de acabar con el franquismo para limpiar de una vez por todas la herida purulenta del fascismo en toda Europa, algo que, como sabemos bien los españoles, no llegó a hacerse jamás, quedándose la infección sin curar e infectando gravemente al régimen por el que el franquismo se transformó, superficialmente, en una monarquía democrática, como si ambos términos no fueran incompatibles.

"La necesidad más urgente es la acción conjunta de las Naciones Unidas para detener las ejecuciones, las torturas y el encarcelamiento masivo de demócratas en España. A Franco y a la Falange se les debe dejar claro, en términos que no admitan ambigüedad alguna, que serán considerados responsables de todos los crímenes cometidos bajo su autoridad. Además deberíamos asegurarnos de que el pueblo español sepa que se les ha hecho tal advertencia".

No obstante, también advierte de los tejemanejes de la oligarquía española, sostén del fascismo español, que intentaban por todos los medios lavar la cara y ocultar la sangre sobre la que se elevaba el régimen franquista, siendo una de las opciones, como al final sucediera con la complicidad del Partido Comunista de España, la monarquía española, como forma de hacer borrón y cuenta nueva ¿No nos suena mucho todo esto?

"Ante la perspectiva de que Franco desaparezca de la escena, estas personas han comenzado a buscar un sustituto que les asegure sus riquezas y privilegios, y les garantice que nunca se verán obligados a rendir cuentas por sus actividades fascistas. Lo que quieren es un gobierno que preserve el poder de la reacción en España, aunque con una apariencia lo bastante democrática como para colarse, de tapadillo, en el seno de las Naciones Unidas. En la ensalada que están aderezando, la monarquía es un ingrediente importante. Con el restablecimiento de un rey en el trono español, esperan poder nimbar de respetabilidad sus actividades a los ojos del extranjero".

Qué mejor que dejar que termine su excelente y certera obra antifranquista el propio Lo
n Elliot, cuyo esfuerzo por acabar con la bestia fascista demuestra su solidaridad y amor a a los pueblos de España por los que luchó como miembro de las Brigadas Internacionales y a los que jamás olvidó cuando quedaron bajo la bota de último genocida fascista de Europa.

Por cierto que el libro termina con un anuncio, ejemplo de solidaridad internacionalista, de la INTERNATIONAL BRIGADE ASSOCIATION para recabar ayuda para los refugiados españoles que estaban sufriendo las consecuencias de nueve años de guerra contra Hitler, que también hemos traducido.

***


¿QUÉ PASA CON ESPAÑA? (Tercera y última parte)



VII. Los guerrilleros

No hace mucho, en la provincia española de Cáceres, las calles aparecieron empapeladas con el siguiente cartel oficial. Llevaba la firma del teniente coronel [Manuel] Gómez Cantos, de la Guardia Civil.

“AVISO A LOS ESPAÑOLES DE LA SIERRA DE CÁCERES Y DE LA ZONA FRONTERIZA DE TOLEDO

El teniente coronel Gómez Cantos, jefe de las fuerzas de seguridad, LES INVITA a presentarse, en el plazo de 20 días, ante mi autoridad, para obtener el perdón, ya disfrutado por otros, sin ir a la cárcel ni un solo día.

Les ofrezco una reunión donde Ustedes indiquen, desarmados y sin ningún tipo de escolta, con todo su grupo o con quienes designen, en la ciudad, en un pueblo, en campo abierto, en una choza solitaria o en los montes. Una vez que este encuentro se haya producido a solas conmigo y con otra persona que me servirá de ayudante, estoy seguro de que me acompañarán a sus hogares y emprenderán un trabajo honesto como buenos españoles.

Imagini pentru maquis españoles
Maquis en Granada
Sus familias disfrutarán de entera libertad y, desde ese momento, garantizaré la seguridad de sus hogares con hombres armados que evitarán cualquier represalia contra ellos. Quedo a la espera de Ustedes. Pueden escribirme a cualquier puesto de la Guardia Civil para fijar fecha y hora del encuentro. Cumpliré de inmediato lo que acabo de decirles. ¡Españoles, vuelvan a sus casas o campos, sean buenos campesinos y estense con sus hijos!...”[1].

Las fuerzas guerrilleras que operan en la región, al poco tiempo de ver estos carteles, respondieron a la invitación del teniente coronel con otra proclama que apareció colgada en las paredes y circuló de mano en mano.

…“Es fácil decir ahora –respondieron los guerrilleros– ‘Queridos españoles, nada ha sucedido. Vengan, abracémonos. Sigamos asesinándolos, saqueándolos, esclavizándolos. Les salvaremos del comunismo’”.

Lo que no es tan fácil, sin embargo, es convencer a los españoles de que se sigan muriendo de miedo al agitar el manido espantajo del “lobo comunista”.

La experiencia y la lección de nuestros pueblos hermanos de Europa que fueron traicionados como nosotros mismos, nos han enseñado el camino hacia la salvación de nuestro país: la Unión Nacional de todos los españoles, cualesquiera que sean sus tendencias políticas o clase social, para luchar, bajo la dirección de la Junta Suprema de Unión Nacional, contra Franco y su Falange Española.

Usted y las fuerzas bajo su mando (…) todavía pueden reconquistar un puesto de honor en la vanguardia de las apretadas filas de la Unión Nacional”[2].

Lo que acabamos de relatar es apenas un incidente más de la lucha que se está librando a lo largo y ancho de España, pero sirve para ilustrar los objetivos de las fuerzas guerrilleras antifranquistas y las triquiñuelas a que se ven obligadas a recurrir las autoridades en sus esfuerzos por hacerse con el control de la situación.

Un informe sobre la lucha guerrillera en España elaborado por el Movimiento de Resistencia llegó recientemente al Hogar Español[3], nombre del centro republicano español en Gran Bretaña. Según se desprende de dicho informe, en su desarrollo, el movimiento ha superado con creces la fase de grupos aislados que luchan a diario con objetivos puramente locales. El movimiento guerrillero está ahora bajo control de un mando central y en la mayoría de las zonas ya está organizado en unidades militares regulares.

El mando central del movimiento guerrillero español ha establecido con claridad cuál es su objetivo fundamental. Su meta es conseguir que todos los cimientos del régimen fascista sean insostenibles, al obligar a Franco a mantener permanentemente a todo su ejército y fuerzas policiales en pie de guerra. Las fuerzas armadas de Franco están integradas por más de 700.000 hombres. En ese sentido, el esfuerzo necesario para mantener una máquina de guerra tan colosal en un país tan pequeño debe de ser, en cualquier caso, enorme.

“Al mejorar rápidamente la coordinación de todo el movimiento guerrillero –declara su mando central–, lograremos indefectiblemente la insurrección nacional victoriosa, cuya fuerza motriz principal debe ser la actividad constante de las guerrillas y una capacidad creciente hasta su transformación en el Ejército de Liberación Nacional”[4].


VIII. El gobierno republicano

El 3 de septiembre de este año se formó un gobierno de la República española en el exilio en Ciudad de México. El nuevo primer ministro es José Giral.

Desde hace muchos meses los republicanos españoles venían exigiendo la formación de un gobierno capaz de representar a la democracia española a los ojos del mundo. Cuando, tras muchas demoras, dicho gobierno finalmente se formó, lo hizo con arreglo al procedimiento constitucional más riguroso. No cabe duda de que el gobierno de Giral se asienta sobre una base legal mucho más firme que la de algunos gobiernos en el exilio reconocidos por las Naciones Unidas durante la guerra.

No obstante, cuando se dio a conocer la composición de este gobierno largamente esperado, los españoles sintieron una decepción considerable. En la lista de ministros de Giral faltaban muchos nombres conocidos. Sin embargo, aún más importante que eso es la ausencia de algunos de los principales partidos y organizaciones republicanos, precisamente los que han cargado con el peso de la resistencia a Franco.

No hay representantes acreditados de ninguna de las dos grandes organizaciones sindicales, la UGT y la CNT. No hay comunistas ni representantes de los importantes partidos vasco y catalán. Aunque hay dos socialistas en el gabinete, el Partido Socialista no está oficialmente representado.

Al margen de sus méritos pasados, los partidos y sindicatos excluidos del gobierno son los que actualmente constituyen el principal baluarte del Movimiento de Liberación en el interior de España.

Sectores destacados del republicanismo español se han pronunciado ya a favor de la urgente constitución de un gobierno mucho más amplio, que estaría en condiciones de ofrecer una dirección real a la democracia española. El hecho de que los republicanos catalanes hayan logrado la formación de un gobierno para Cataluña indica que es perfectamente posible hacer lo propio para España en su conjunto.

Es bien sabido que el exilio es terreno fértil en el que afloran las facciones y divisiones, pero no hay razón para temer que los republicanos españoles en el exterior no consigan superar sus dificultades y desacuerdos. Decenas de miles de ellos en Francia han estado en primera línea de la lucha contra la Alemania nazi y han desempeñado un papel admirable en la Resistencia francesa. Estos hombres y mujeres, ciertamente, no permitirán que las disputas entre partidos y las enemistades personales les descaminen de la tarea principal de expulsar al fascismo de España.


IX. Intrigas en tierra de nadie

Imagini pentru don juan de borbon y franco
Juan de Borbón, fascista aspirante
a rey y sucesor de Franco.
El general Franco no creó el fascismo español sin ayuda. Para llegar a ser el Führer español fueron necesarios toda una serie de proyectos y combinaciones políticos, así como que el principal candidato para el puesto, el general Sanjurjo, muriera oportunamente en un accidente aéreo.

Los grandes terratenientes españoles apoyaron al fascismo del mismo modo que los Thyssen y Krupp respaldaron a Hitler. Los latifundistas contaron con la eficaz colaboración de los cabecillas del Ejército, de la alta jerarquía de la Iglesia Católica y de muchos financieros e industriales, aunque no de todos.

Ante la perspectiva de que Franco desaparezca de la escena, estas personas han comenzado a buscar un sustituto que les asegure sus riquezas y privilegios, y les garantice que nunca se verán obligados a rendir cuentas por sus actividades fascistas. Lo que quieren es un gobierno que preserve el poder de la reacción en España, aunque con una apariencia lo bastante democrática como para colarse, de tapadillo, en el seno de las Naciones Unidas.

En la ensalada que están aderezando, la monarquía es un ingrediente importante. Con el restablecimiento de un rey en el trono español, esperan poder nimbar de respetabilidad sus actividades a los ojos del extranjero.

En España, la monarquía es una institución desacreditada sobremanera. En 1931, se celebraron unas elecciones municipales en las que se decidía, de hecho, entre monarquía o república. Los republicanos lograron una victoria tan abrumadora, que Alfonso XIII huyó al instante. Ninguna de las elecciones celebradas después de esa fecha indicó que los españoles hubieran cambiado de opinión. En 1933, de los 472 diputados, sólo 32 eran monárquicos, y en 1936 eran aún menos: 21 de 473.

El candidato actual al trono no es particularmente atractivo. Don Juan de Borbón, hijo de Alfonso XIII, era un ferviente fascista cuando la sección española del Partido nazi estaba apenas echando a andar. Tenía el carnet nº 5 de la Falange. En cierto momento, según su biógrafo oficial, “puso hora a hora su entusiasmo delirante y su fe ciega en ese movimiento”, el fascista. Sus actividades pasadas y su vida actual en Suiza no dan motivos para creer que alguna vez vaya a ser un monarca democrático y constitucional.

Juan de Borbón describió a los diputados españoles elegidos en 1936, y a la democracia española en general, como “una chusma vulgar y despreciable”. Según su biógrafo, considera que el “absolutismo personal”[5] es la única solución para España.

Hay uno o dos posibles pretendientes más, pero tan poco recomendables como el propio Don Juan, candidato principal con el que, durante algún tiempo, Franco ha estado tratando de llegar a un acuerdo. Se supone, sin embargo, que el pretendiente es lo bastante inteligente como para darse cuenta de que la corona descansaría con mayor sosiego sobre su frente si no fuera Franco quien la colocase allí. Don Juan quiere mantener las apariencias. Se diría que está esperando a que un grupo de generales urda una revuelta palaciega o a cualquier otra oportunidad favorable. No obstante, todo indica que se dan las circunstancias para un acuerdo amistoso entre monárquicos y fascistas, tanto más fácil de alcanzar cuanto que algunos fascistas son monárquicos y muchísimos monárquicos son fascistas.

En la tierra de nadie de la lucha política española hay bastantes personajes sospechosos que no son ni republicanos ni monárquicos, ni auténticos demócratas ni fascistas de verdad.

Tras la declaración de Potsdam y la victoria del laborismo en Gran Bretaña, Franco y sus amigos se mostraron más dispuestos que nunca a negociar con políticos españoles de esa calaña. Un “gobierno de transición” como el que formarían les daría a los dirigentes fascistas, en concreto, una oportunidad inmejorable de salvar no sólo el pellejo, sino también el botín.

Han corrido rumores sobre cambios inminentes en el régimen. Se ha informado de que se iban a realizar todo tipo de reformas en cualquier momento. Cada reunión del gabinete de Franco era motivo de nuevas especulaciones. Mientras tanto, Franco observaba la situación internacional y ganaba tiempo.

Cuando se convenció de que el gobierno laborista asumía de facto las grandes líneas de la política de Churchill hacia España, y cuando el Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores, en su primera reunión, concluyó con importantes desacuerdos, Franco cobró ánimo. Una vez más debió de tener la impresión de que las democracias, al menos hasta la fecha, no pasaban de las palabras a los hechos. Franco nombró de inmediato en puestos importantes a varios falangistas declarados. Su gobierno hizo público un comunicado en el que afirmaba haber tomado nota de la “violenta e inusual campaña orquestada en el extranjero contra la España de Franco”[6] y declaraba que dicha campaña estaba alentada por “el comunismo internacional”, a pesar de lo cual el gobierno de Franco se reafirmaba en los principios políticos que lo habían inspirado con ocasión de su levantamiento contra la República en 1936 y lo inspiraban desde entonces.

En cuanto las democracias adopten una posición más firme y la situación internacional parezca menos favorable a Franco, los rumores y las conversaciones con esos turbios personajes comenzarán de nuevo.

Estos tejemanejes han engañado a algunas personas que no son hostiles a la España republicana. Se han tragado la propaganda de Franco sobre el peligro de una guerra civil y miran con buenos ojos la propuesta de “un gobierno de transición” integrado por personalidades “aceptables para ambas partes”. No se dan cuenta de que a Franco hay que aplicarle la misma política de rendición incondicional que se aplicó a Hitler, y que un “gobierno de transición”, si llegara a constituirse, sería un juguete de la reacción española y extranjera.

Ni que decir tiene que, por atractiva que resulte para algunos círculos conservadores de Gran Bretaña y los Estados Unidos una componenda de este estilo, su fruto no podría ser, en gran medida, más que un gobierno sostenido por falangistas y con cierto apoyo exterior, y rechazado por lo mejor de la democracia española.

Como resumen de la situación que existía antes de la formación del gobierno laborista en Gran Bretaña y del gobierno republicano español de Giral en México, Santiago Carrillo dijo: “Convencidos de que la posición de Franco y la Falange es insostenible, la reacción fascista española, con ayuda de sus compinches británicos y estadounidenses, está preparando una combinación política diseñada para escamotear al pueblo su República y su libertad, y mantener en el poder a los mismos perros políticos, pero con distintos collares”[7].

Más recientemente, Pasionaria, en nombre de los comunistas españoles, dirigió la siguiente advertencia a los intrigantes: “En cuanto a quienes quieren encontrar una salida a la situación actual a espaldas de los españoles con el pretexto de evitar el derramamiento de sangre, les decimos que cualquier solución de ese tipo en contra de los deseos del pueblo no evitará la lucha, sino que la hará más sangrienta”[8].

Los españoles quieren decidir sobre sus propios asuntos y, en particular, no quieren que la marioneta de Hitler en España sea reemplazada por un títere de la City de Londres o de Wall Street.

Quienes en Gran Bretaña deseamos de veras que la democracia se restablezca en España no debemos discutir sobre si este partido o aquél tiene uno o dos ministerios en el gobierno. Debemos hacer todo lo posible por privar a Franco de cualquier reconocimiento y ayuda, y brindar todo nuestro apoyo a la democracia española de manera incondicional.


X. Refugio nazi

Sólo los muy inocentes pueden creer que con el juicio y la liquidación de los Goering, Hess y Cía.  hemos asistido al final del fascismo alemán. En realidad, los nazis no han abandonado toda esperanza de resurgir. Lo que no lograron con la blitzkrieg, lo quieren conseguir ahora por otros métodos. Y así han convertido a la España de Franco en el nuevo cuartel general de la Internacional Fascista.

Existen numerosas pruebas de que los dirigentes nazis, desde hace mucho tiempo, venían realizando minuciosos preparativos con el fin de proteger a los cuadros fascistas, así como de salvaguardar sus fortunas, planes que se llevarían a efecto en caso de una derrota militar. En ese sentido, la España de Franco es, precisamente, la base principal desde la que se están desarrollando dichos planes. Mucho antes de que Franco llegara al poder, los alemanes habían organizado una gran red de espionaje en ese país y habían logrado afianzarse sólidamente en la economía española. En los últimos años, todo ese proceso se ha acelerado enormemente con el apoyo activo del propio Franco.

El capital alemán ejerce actualmente un control férreo de la economía española. Pravda afirma que de 5.000 empresas registradas en España en 1944, la mitad estaban bajo control alemán directo o indirecto.

Los nazis están en España por todas partes, y no sólo nazis del tres al cuarto, sino también agentes especialmente adiestrados en la tarea de preservar el fascismo y allanar el camino a la Tercera Guerra Mundial.

En enero de 1944, después de una visita del vice Führer [Martin] Bormann, Franco promulgó un decreto que permitía otorgar la nacionalidad española a los extranjeros que hubiesen ayudado a su “movimiento”. Existen noticias de que, cuando se produjo el hundimiento alemán, Franco, deprisa y corriendo, otorgó la ciudadanía española a unos 30.000 alemanes, la mayoría de los cuales nunca había estado en España durante la guerra civil. Se cree que el número total de estos españoles ersatz[9] ronda los 50.000, incluidos empresarios, políticos veteranos, saboteadores e, indudablemente, algunos científicos nazis, expertos en bombas atómicas, etc.

Hasta los nazis más conocidos que se encuentran en España, hombres cuyas actividades no dejan lugar a dudas, siguen viviendo lujosamente, ya sea en completa libertad o bajo arresto simulado. El New York Times informa de que de los 300 espías nazis identificados por los aliados y pendientes de extradición, unos 50 se mudaron a chalets en una zona de veraneo y a otros 25 se les dijo que “se recluyeran voluntariamente”.

Herr Lazar, quien como agregado de prensa alemán fue representante directo de Goebbels en España, no tiene intención, naturalmente, de abandonar este país durante un tiempo. De hecho, se está construyendo una piscina en su casa. Los exagregados militar, naval y aéreo alemanes no han sido detenidos. Herr Albrecht, representante del poderoso trust alemán AEG, se mueve con entera libertad y organiza a su antojo campañas de propaganda contra las Naciones Unidas. Los nazis “desempleados” reciben con regularidad subsidios de los fondos del Partido Nazi.

Franco nunca entregará a los nazis por voluntad propia. Hemos visto cómo ha protegido a colaboracionistas como Laval y Degrelle. Al cabo, se vio obligado a deshacerse de Laval, pero es relativamente fácil negar cualquier responsabilidad cuando se trata de nazis más o menos desconocidos.

Tampoco es fácil detectar el capital alemán en España. El pasado 28 de mayo el corresponsal del Times en Madrid escribía lo siguiente: “La impresión general en los círculos empresariales es que para cuando las propiedades enemigas en España se hayan investigado por completo, una parte considerable estará ya oculta”.

Algo que confirmaba un corresponsal de Reuter el 11 de septiembre. “El proceso de investigación de estos activos avanza lentamente –decía– y se ve, además, dificultado por los obstáculos y maniobras alemanes, y por la renuencia de las autoridades españolas”[10].

“Las solicitudes de información que formulan las embajadas aliadas sobre empresas alemanas a menudo quedan sin respuesta durante meses, tiempo en el que, sin embargo, no cesa el proceso de ocultación del rastro alemán. Los aliados, hasta la fecha, no se han incautado prácticamente de ningún activo que pueda engrosar el fondo de reparaciones”.

“Los negocios alemanes se han convertido en empresas españolas dirigidas por directores españoles, en las que los cerebros alemanes ocupan puestos aparentemente irrelevantes, pero en realidad cardinales”.

Un ejemplo paradigmático lo constituye “Unicolor”, filial española de la corporación I.G. Farben. Ahora es una empresa española y, con arreglo a la legislación española, los aliados no pueden tocarla. No obstante, he aquí su consejo de administración: Esther Asselman, Ernst Von Steindorf, Dr. Walter Fischbach, Juan Santigosa, Ernst Fischer, Erich Fischer, Gustav Zabel, Josef Mayer-Speiss, José Planella, Salvador Mayolas, Juan S. Pitlier, Felix Koetgen, Tomás Casanovas y Juan Llorens.

Sin embargo, el auténtico cerebro en la sombra de esta empresa es Herr Ferdinand Birk-Crecelius[11], que figura emboscado en un puesto administrativo carente de importancia. La conclusión que extrae el corresponsal de Reuter es la siguiente: “Las empresas permanecen, los alemanes permanecen, y siguen actuando con plena protección de la ley española y de las autoridades españolas”.


XI. Lo que podemos hacer

¿Cómo puede, pues, Europa deshacerse de Franco y de la Falange? Para comenzar, se puede afirmar categóricamente que la liberación de España no tiene por qué costar la vida de un solo soldado británico. Una intervención armada de las Naciones Unidas no será ni necesaria ni deseable.

Hasta la fecha, Gran Bretaña y los Estados Unidos no se han resuelto a dar el paso decisivo de retirar el reconocimiento diplomático al régimen de Franco. La Unión Soviética y China, por otro lado, nunca lo han reconocido. Si Gran Bretaña y los Estados Unidos se unieran a ellas, tal decisión contribuiría a que los fascistas españoles se diesen cuenta de que su causa está irremediablemente perdida.

Al mismo tiempo, debe quedarles bien claro a los falangistas que las Naciones Unidas no aceptarán en España un fascismo disfrazado, por muchos cambalaches que hagan de personalidades o etiquetas. El fascismo no se convierte en democracia por la mera añadidura de un rey fascistoide. Sólo cuando los partidos democráticos y los sindicatos de los españoles puedan volver a funcionar libremente, España podrá ocupar su lugar en el concierto de las naciones.

Curiosa anomalía es que Gran Bretaña mantenga todavía a un embajador en Madrid y, sin embargo, amenace a un gobierno antifascista en Bulgaria con no reconocerlo si las elecciones no se celebran de determinada manera. Puede que los británicos no tengan un conocimiento preciso de los acontecimientos políticos en Bulgaria, pero sí saben que Franco es un fascista que ayudó a Hitler, y cualquier medida contra él contará con su apoyo incondicional.

Para que una ruptura diplomática con Franco sea plenamente efectiva, debe ir acompañada de un bloqueo comercial. Mientras sus gobiernos se dedicaban a hacer desplantes diplomáticos al régimen de Franco, las empresas británicas, francesas y estadounidenses se lanzaban a una peligrosa carrera en busca de contratos en España. En algunos casos, lamentablemente, los propios gobiernos han concluido acuerdos muy importantes.

Ya conocemos la ética del “aquí no ha pasado nada” de aquellos banqueros e industriales británicos y estadounidenses que ayudaron a armar a Alemania y Japón. No sería nada de extrañar que algunas empresas que han estado haciendo lucrativos negocios en España –donde, gracias al fascismo, los costes laborales son muy bajos– terminen diciendo: ¡A Franco ni tocarlo, que nuestro dinero está invertido allí!”. Una política exterior democrática no debería prestar oídos a estos exponentes de la libre empresa”, sino que establecería un bloqueo económico contra Franco y la Falange.
Imagini pentru felipe de borbon y franco
Lamentablemente, la herencia fascista en España quedó atada y bien atada,
con la complicidad de la comunidad internacional.
Si los gobiernos actúan con lentitud, cabe dentro de lo posible que los pueblos tomen la iniciativa en su lugar. Si los trabajadores de los puertos de Gran Bretaña y los Estados Unidos decidieran no cargar ni descargar barco alguno con destino a España o procedente de ella, se podría decir sin miedo a equivocarse que los días del fascismo en España estaban contados. Y a la objeción de que tal acción privaría a Gran Bretaña de alimentos ciertamente necesarios, respondemos que una España democrática también suministraría esos productos, sin mezclar bombas con naranjas.

Las medidas contra Franco deben ir acompañadas de un apoyo incondicional a los demócratas españoles, a quienes debe tratarse como a los espléndidos aliados que son. Serán las circunstancias concretas las que determinen la mejor forma que habrá de adoptar dicha ayuda. No obstante, parece evidente que los pasos inmediatos deban ser el reconocimiento del gobierno republicano, la ayuda financiera y la cesión de instalaciones y medios de radiodifusión.

La necesidad más urgente es la acción conjunta de las Naciones Unidas para detener las ejecuciones, las torturas y el encarcelamiento masivo de demócratas en España. A Franco y a la Falange se les debe dejar claro, en términos que no admitan ambigüedad alguna, que serán considerados responsables de todos los crímenes cometidos bajo su autoridad. Además deberíamos asegurarnos de que el pueblo español sepa que se les ha hecho tal advertencia.

Si Gran Bretaña cumple su papel en la ayuda a la democracia española, habremos ganado otro país europeo para la causa de la libertad y el progreso. Pero si fallamos, como fallamos en los días de la guerra española, nos veremos viviendo cerca de un centro de conspiración fascista que, en última instancia, puede llegar a poner en peligro toda la estructura de la paz mundial. La responsabilidad recaería no sólo sobre el gobierno británico, sino sobre cada organización progresista de este país.

José Stalin dijo una vez que “la liberación de España del yugo de los reaccionarios fascistas no es sólo de la incumbencia de los españoles, sino la causa común de toda la humanidad progresista”. Esas palabras son tan ciertas ahora como lo fueron en los días de la guerra española. La diferencia es que ahora hay muchos millones más de personas que son conscientes de ello.


***



ANTES DE QUE SEA DEMASIADO TARDE

Los refugiados españoles que viven en Francia han sufrido nueve años de guerra contra Hitler, de 1936 a 1939. Necesitan ayuda con mayor urgencia que otros pueblos de Europa porque han padecido más.

Los servicios de ayuda han indicado que en muchos casos los combatientes españoles de la Fuerzas Francesas del Interior (FFI), sus viudas e hijos se están muriendo literalmente por falta de alimentación adecuada y de medicinas. Puedes ayudar a salvarlos enviando una donación a


INTERNATIONAL BRIGADE ASSOCIATION

14 Red Lion Square · London ·WC1

Necesitan tu ayuda inmediata




[1] Retraducción. [N. de los t.]
[2] Retraducción. [N. de los t.]
[3] En castellano en el original. [N. de los t.]
[4] Retraducción. [N. de los t.]
[5] Retraducción. [N. de los t.]
[6] Retraducción. [N. de los t.]
[7] Retraducción. [N. de los t.]
[8] Retraducción. [N. de los t.]
[9] ‘de reemplazo’, en alemán. [N. de los t.]
[10] La cursiva es del autor. [N. de los t.]
[11] La cursiva es del autor. [N. de los t.]

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